martes, 8 de abril de 2014

Altos Elfos VS Reinos Ogros (Videoinforme y trasfondo).

Pues aquí os dejamos nuestro primer vídeo-informe de fantasy. Lo habría subido antes, pero nunca había hecho uno y he tenido que aprender los truquillos para montarlo, obtener la máxima calidad posible y enfrentarme a los habituales problemas cortesía de windows. Después de cuatro programas he trabajado con el programa Freemake Video Converter porque no me funcionaba el Windows Movie Maker en Windows... He quedado bastante contento con el programa utilizado; aunque a primera vista me he llevado un susto por su aparente complejidad, luego ha demostrado ser sencillo e intuitivo. Después de unos tutoriales y pruebas esto es lo que ha salido, seguiré aprendiendo a usar esta y otras herramientas para que cada videoinforme sea mejor que el anterior.


En esta ocasión hemos dejado a un lado la parte estratégica para centrarnos en el desarrollo de la batalla. Ésta va a ser la única partida con esta característica dado que es la primera que grabamos. En las próximos videoinformes ya nos centraremos mas en la estrategia, en la táctica y veremos rodar los dados.

Tenemos dos reglas de la casa:
-En cualquier tirada de Movimiento sustituimos el dado más bajo por un 3 automático, en caso de que se tiren varios dados, solo uno será aleatorio, el resto será sustituido por un 3. Usamos el total de la tirada para ver si se activan las habilidades de carga como la arremetida Ogra. Esta regla es para eliminar la enorme aleatoriedad de la fase de movimiento.
-En las criaturas monstruosas con jinete, siempre se tira a 6+ a ver si se impacta al jinete o a la montura, independientemente de si el disparo es de plantilla o habilidad. Esta regla es para poder usar los bichitos mas molones, que si no los cañones no permiten usarlos por el 2x1.

Este es el enlace al videoinforme:
Video informe 1 - Altos Elfos VS Reinos Ogros

Estad atentos que iremos subiendo más, con mejor edición y mejores recursos, que éste es el primero. Disfrutadlo y no os cortéis a la hora de ponernos verdes por lo que está mal o puede ser mejorado, que así se aprende. 

Y para los que se leyeron el prologo de la anterior, os dejo más trasfondo de lo que sucedió tras la batalla. Disfrutad del regalito.

Con vino se pasa.

-Maldito necio.- Suspiró con preocupación Cahlion. Nariel usó toda su determinación para seguir con el ritual de curación que llevaba a cabo. Por un lado le dolía ver a Cahlion tan decaído, algo impropio en el guerrero que siempre mostraba una actitud estoica de férrea determinación.  Por otro lado la gravedad de las heridas de Gwenderan exigía toda su atención. De no ser por los hechizos sombríos de teleportación de la Dama Malwen, no se podría haber hecho nada, pero la celeridad con la que actuó permitió que las habilidades sanadoras de  Nariel llegasen a tiempo. 

La elfa observo con sigilo a Cahlion, continuar con la sanación exigía tratar las heridas directamente quitando los vendajes, y no era algo que quisiese mostrar a su hermano. -Podéis traerme algo mas de agua, Sir. Esta ya no sirve-. Cahlion levanto la cabeza con sorpresa y rapidez.-Sí claro.- Respondió saliendo de su ensimismamiento. -El agua debe estar templada.- Matizo Nariel, aliviada de poder continuar sola.

El elfo abandonó la estancia con premura, nervioso, como si de la misión encomendada dependiese toda la creación. La sanadora observo al guerrero abandonar la habitación con un sonoro portazo, del que se disculpó con rapidez abriendo la puerta de nuevo para cerrarla con delicadeza. -Lo... Lo siento.- Se escucho a través de la puerta. 

Nariel sonrió, nunca había visto a Cahlion mostrar torpeza o preocupación. Ver al disciplinado guerrero tartamudear y abandonar sus modales era algo nuevo. Suspiró con seriedad y comenzó a retirar los vendajes que cubrían el torso del jinete de grifo.

-Parece grave-. Asusto Malwen a Nariel, que miraba la herida con curiosidad, con su cabeza a pocos centímetros de la cabeza de la sanadora. -Dama Malwen, me habéis sorprendido- Exclamó la elfa con el susto aún en el cuerpo. -Debéis disculparme. Pero...- Rogó la sanadora, agitando levemente las vendas manchadas de rojo intenso. -No os preocupéis, aguardaré en silencio a que terminéis vuestra tarea.- Dijo Malwen mientras buscaba dónde sentarse. 

Nariel prosiguió con la cura, aunque algo irritada al sentirse observada, pero la crispación desapareció en cuanto se concentró en su trabajo. Malwen sintió algo de malestar al ver a la elfa tratar al enfermo ahondando en la carne. La Tejedora de Sombras había participado en varias batallas, poniendo sus habilidades al servicio de varios príncipes. Conocía la brutalidad y la violencia de la guerra, y aunque nunca había participado en un combate cuerpo a cuerpo gracias a su magia, sí se había inmunizado contra los aspectos más sanguinarios de las batallas. Sin embargo, la visión en frío del interior del cuerpo le produjo una desazón enorme. Malwen miró a Nariel impresionada por la naturalidad y frialdad con la que operaba. 
-Ya está, aunque llevará tiempo, se curará. Ya no hay peligro. Solo resta guardar cama- Declaró aliviada Nariel al terminar. -¿Guardar cama? ¿Gwenderan? Esa herida se va a abrir más de una vez.- Afirmó Malwen con seguridad y cinismo. Ambas elfas se miraron con resignación. 

-¿Y que tal tu primera batalla?- Cambió de tema la Tejedora de Sombras.

-Bien, supongo... Al principio con nervios, pero en cuanto empezó todo... Pues no tuve tiempo para nada. Bendecir, curar, bendecir, curar,bendecir, curar... Mientras todo el mundo gritaba y voceaba. No sé... Estar tan ocupada no me dejó prestar atención a lo que pasaba.- Explicó Nariel, intentando encontrar una respuesta que agradase a Malwen.

-Mejor así. La primera vez que participé en una batalla, no fue en la retaguardia como en tu caso, sino en un flanco que cayó al poco de empezar todo. Podría haber escapado sin ningún problema usando mi magia, pero las piernas me fallaron. Me quedé paralizada en mitad del caos, de no ser por Odan... Yo por aquel entonces era una prometedora archimaga, de buena familia e influencia notoria. Odan era un soldado, de esos que van delante porque son prescindibles.- Malwen hizo una pausa para estudiar las reacciones de Nariel. La elfa mas joven escuchaba con atención, intentando imaginarse lo que la decían. La tejedora de sombras paralizada, Odan no siendo un general, ¿Soldados prescindibles? ¿Eso existía? No hay nadie prescindible, pensaba confusa Nariel. 

-Pues sí, Odan me agarró como a un saco y conmigo a la espalda recorrió todo el campo de batalla hasta ponerme a salvo. Luego fue corriendo a unirse de nuevo a la refriega en el centro de la línea, donde se soportaba todo el castigo. Al final ganamos, pero mientras era llevada como un saco de centeno, vi las imágenes mas horrendas y escalofriantes de mi vida.- Recordó con tristeza Malwen. -Seguramente... No haya sido lo peor que haya enfrentado en mis años de lucha, pero fue la primera vez que vi el mundo como realmente era fuera de los muros de palacio. Debería haber hecho como tú, empezar en la retaguardia, pero era arrogante y no tenía miedo.- Nariel escuchaba con la máxima atención. Prohibiéndose hablar para no cortar la historia. Malwen alargó la última pausa todo lo que pudo, disfrutando de la atención y de la cara de expectación de la sanadora.

-Ese día, por la noche, cuando deje de temblar y me repuse, jure que nunca volvería a pasar miedo. Que no volvería a desfallecer.

-¿Y por eso eres ahora tan fuerte?- Pregunto Nariel, emocionada.

-No... Si te soy sincera... He quebrantado ese juramento en muchas ocasiones.

-Pero...- Balbuceo Nariel decepcionada. Si alguien como ella, la poderosa Tejedora de Sombras podía fallar, que pasaría con ella misma.

Malwen sonrió al ver la decepción en los ojos de la muchacha y con voz maternal y tranquilizadora dijo: -¿Sabes por que soy tan fuerte? Porque cada vez que rompo mi juramento, me levanto y juro que jamás volveré a flaquear. Así vuelvo a la lucha, así dejo atrás el miedo, así sigo adelante.- Rodeando las manos de Nariel con dulzura, siguió hablando. -Escúchame niña, todos tenemos miedo, dudas; tarde o temprano aparecen, es entonces cuando se demuestra quién tiene fuerza y quién no. Así que arriba ese ánimo niña, que sé que hay fuerza de sobra en ti. Una fuerza que yo nunca tendré.

Nariel asintió feliz pero insegura. Malwen, incomoda con la situación, se retiró hacia atrás. Y con clara intención de cambiar de tema se quejó mirando a Gwenderan.

-No todos tienen miedo, aunque así acaban. ¿Cómo se le ocurre cargar de frente a una de esas enormes y peludas criaturas?

-Por lo que he oído, antes venció a otra criatura aun mas grande. Un colmillos trueno, creo...

-Impresionante, de un modo demente, pero impresionante.  

Cahlion entró despacio portando una bandeja con tres cuencos con agua. Las dos elfas se giraron al unisono, dejando de mirar a uno de los hermanos para mirar al otro.

-Traigo el agua. No sabía cómo de caliente debe estar, así que te traigo tres cuencos con temperaturas diferentes por si acaso. ¿Dónde dejo el agua?

-A quién venia a buscar. Vamos, Odan quiere tu opinión. El maromo temerario no se moverá del sitio.

-El maromo temerario es mi...- Respondió airado Cahlion mientras dejaba las bandejas en un lugar seguro.

-Si. Es tu hermano. Y como está débil debes protegerle de todo. Menos ñoñerías, hay cosas por hacer.- Interrumpió Malwen a Cahlion mientras conjuraba uno de sus hechizos de teleportación y cogía de la mano al enfurecido guerrero.

Un parpadeo es lo que tardaron en desaparecer ambos de la vista de Nariel y aparecer en el camarote de Odan, que revisaba los muchos mapas y cartas de navegación que se distribuían sobre la mesa de manera desordenada.

-Explícaselo- Dijo Odan contundéntemente a Malwen mientras centraba su atención en Cahlion, que se estaba mordiendo la lengua en presencia de su comandante por las palabras de la hechicera hacía su hermano.

-Resumiendo. Nos han desviado de nuestro rumbo inicial.

-¿Desviado? ¿Cómo?

-Controlando los vientos, trasteando con los instrumentos marítimos y con sutiles pero elaboradas ilusiones. El control de los vientos y las ilusiones es cosa de alguien poderoso, lo está haciendo a mucha distancia y ocultándose de manera impecable. Durante dos semanas se me pasó por alto. Ahora que he detectado el encantamiento, he podido estudiarlo y aunque aún no he podido dispersarlo, sí he detectado matices oscuros. No sé si es magia negra, demonología o nigromancia. Pero los poderes ruinosos han contaminado y reforzado la ilusión.- Malwen se dirigió a la mesa donde estaban los mapas y rebuscó entre ellos. Cogió una brújula y se la lanzo a Cahlion. -Como he dicho, el control de los vientos y las ilusiones son cosas de un hechicero y de las que yo debo ocuparme, pero el sabotaje de los instrumentos no. Tenemos un infiltrado en alguno de los dos barcos.

Cuando terminó de hablar la archimaga, Odan gruñó disgustado. -No me gusta nada esta situación, no me gusta estar a ciegas. No tenemos control sobre el barco y no tenemos control sobre nuestros soldados.

-¿Que hacemos?- Preguntó Cahlion, inquieto.

-De momento tener los ojos abiertos y esperar a ver dónde acabamos. El control que tiene nuestro distante enemigo es limitado, puede desviarnos de nuestro rumbo, pero no apartarnos de él. Simplemente nos está retrasando. Sus motivos aún están ocultos, pero los desvelaremos con el tiempo.- El general paró de hablar para mirar al soldado. -Cahlion, los soldados se abrirán mas contigo que con su general, necesito que encuentres al espía.- El general centro su mirada en la archimaga. -Malwen, necesito el hechizo dispersado cuanto antes. Por poco que nos desvíen, pueden habernos retrasado semanas, o acercado a zonas peligrosas.- Odan empezó a trastear con los mapas dispersos de la mesa, su mueca de suma seriedad dejaba entrever su preocupación. -De seguir así... Las cosas se pondrán muy feas.- Concluyó. Luego con un gesto invito a sus subordinados a salir de su camarote.

Cahlion salió con una expresión difusa del camarote. Se giró para hablar con Malwen, para intentar poner en orden sus ideas, pero lo único que encontró fue una nube oscura que giraba sobre si misma como una espiral y que luego se desplazó hacía el otro barco.

-¡Tierra a la vista!- Gritó el vigía, interrumpiendo los pensamientos desordenados del guerrero. Miró a su alrededor con incredulidad.-Un traidor... ¿Cómo podía ser eso posible?- Pensó mientras se acercaba a la barandilla del barco con la mano posada sobre la guardia de su espada. Observó la playa que se dibujaba en el horizonte y se apoyó en barandilla. -Tiempos aciagos se acercan- Se lamentó Cahlion mientras apretaba la empuñadura de su espada. -Tiempos aciagos...  

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